Monje en cueros
- Abram Sinhache
- 22 oct 2015
- 2 Min. de lectura
La gran mayoría tenemos algún modo especial de proceder o conducirse, adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas; a todas estas conductas repetitivas le llamamos: Hábitos. Existen desde los más extraños y bizarros, por ejemplo, siempre me ha llamado la atención la gente que tiene el hábito de guardar cosas imperecederas en el refrigerador, como cátsup, mayonesa, y algunas veces hasta el café, sin embargo, no se trata de juzgar si no de entender. No estoy para cuestionar costumbres, simplemente entender que así es su naturaleza, por mi parte también hay hábitos extraños, no los advierto por estar programado con ellos, seguramente sólo necesito compartir con más personas mi día a día para darme cuenta de ellos, claro está que no puedo dar cuenta si son extraños, simplemente son parte de mí, además escupiría al cielo al afirmarme como “normal” en algunos de ellos.
Es así como los hábitos se forman desde la casa y la familia, poco a poco a través de ellos se construye la personalidad, nos hacemos, configuramos, afirmamos y nos pertenecemos a través de las costumbres de otros, somos seres siendo los vestigios de otros.
“Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota de ritmo que nos ayuda a vivir.” Bestiario, Julio Cortázar.
Puede ser paradójico: las costumbres nos hacen a nosotros, o nosotros hacemos las costumbres. Así, algunas veces es necesario hacer un cambio, de tal suerte que no seamos productos de otros, si no de nosotros mismos, es un juego y un reto para uno mismo, con el riesgo siempre de estancarse en una nueva zona de confort, pero, como siempre digo: “como diría el chicharito: ¿por qué no?” No quisiera morir como Ivan Ilich, que a los pocos minutos antes de petatearse profundizó tanto en sí, a grado de hacer consciente que sus decisiones no eran fundadas por él, sino por otros.
“…Esos dolores morales resultaban de que esa noche, contemplando el rostro soñoliento y bonachón de Gerasim, de pómulos salientes, se le ocurrió de pronto:
«¿Y si toda mi vida, mi vida consciente, ha sido un error?»
Se le ocurrió ahora que lo que antes le parecía completamente imposible, que su vida se hubiera desenvuelto por causes equivocados, podía ser verdad.”
La muerte de Iván Ilich, León Tolstoi.
Es cierto que el hábito no hace al monje, pero hoy, he decidido poner en cueros el mío, revestirlo con un nuevo hábito, en los sentidos que “hábito” significa: prenda y costumbre, esta vez serán completamente míos, me pertenecerán y corresponderán en la misma medida que los detalle, más tiempo no puedo perder, además, como diría el chicharito: ¿por qué no?
Comments