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Código entre caballeros

  • Abram Sinhache
  • 12 oct 2015
  • 2 Min. de lectura

“A donde fueres hay reglas que debes respetar” dice mi madre entre sus tantos sermones que entran por un oído y salen por el otro, lo peor es que tiene razón. Las relaciones fraternales entre los hombres han sido tan funcionales desde la antigüedad gracias a la autorización de un código de conducta entre nosotros, desde los barbaros medievales, hasta el código de honor templario hay una serie de estatutos que todo caballero debe seguir para entenderse a la perfección con sus congéneres. El comportamiento entre caballeros sobrepasa banalidades como: etiquetas, nivel socioeconómico, experiencia, etcétera. Lo cierto es, que cuando los hombres se juntan existe un código implícito que forzosamente se tiene que respetar, sólo a través de éste se puede consolidar una verdadera y sincera amistad. El machismo también afecta a los hombres, y a pesar de la resistencia o la lucha que se haga por desacreditar este código, lo cierto es que este estatuto nos va a acompañar varias generaciones debido a nuestra herencia (cultural) masculina.


De acuerdo con mi experiencia y la de otros camaradas considero éstas las más relevantes.


  • A ningún hombre se le exige comprar regalos para otro hombre, a menos que sea un six o una botella de su predilección, además, recordar la fecha de cumpleaños es opcional.

  • Buganbilia es una planta, no un color… ¿color bugambilia, neta? Sólo se permiten identificar los colores básicos: negro, blanco, azul, rojo y verde.

  • Las reuniones con los amigos no se agendan: son inesperadas y espontaneas, su importancia radica en que se desconoce cuándo será la próxima reunión.

  • Salir con la ex de un camarada requiere un protocolo.

  • No se hace contacto visual en los mingitorios públicos.

  • Sólo se demuestra cariño en las borracheras.

  • En una despedida de soltero, cualquier miembro que recopile evidencia fotográfica, audio visual, escrita o sus derivados en cualquier formato, puede ser exiliado de la manada, dependiendo del grado de compromiso que exista en ese material.

  • La moneda universal es la cerveza.

  • Cuando se llega a un sitio donde hay una manada de hombres viendo algún deporte, se está obligado a preguntar cómo van, pero nunca a preguntar quienes juegan.

  • Bajo ninguna circunstancia se puede adular a otro hombre por su buen gusto para vestir.

  • “Si” y “no” son respuestas plenamente admisibles.

  • Mientras se maneja, jamás se preguntan las referencias para llegar al destino.

  • No se llora al pegarse en el dedo chiquito del pie, se pega en el otro pie para equilibrar el dolor.

Cabe aclarar que el seguir o no seguir este código no te hace más o menos hombre, así que estimado lector, queda en ustéd reflexionar en seguir o violar el código, evalúe antes qué es lo que quiere como persona, como ser humano, para ustéd y para los suyos.


 
 
 

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