Mi primer acercamiento a la lectura
- Abraham Cantero
- 18 mar 2015
- 2 Min. de lectura

Admito que la lectura nunca me apasionó, alguno que otro libro lograba anteponerse al azar y su destino terminaba en mis manos sin mucho mérito: sin embargo todos hablaban de las bondades técnicas de la lectura: te da cultura, te hace más listo, aumenta tu vocabulario, te hace hípster, te permite viajar y te quita lo pendejo. Así que generé el constructo de que la lectura es como el ejercicio, todos saben las bondades que te brinda, pero muy pocos lo practican.
Justificándome en mi apatía a la lectura, argumentaba que no es el lector el que debe buscar la obra, sino que el libro es el que encuentra al lector, así que no dedicaba mucho tiempo en buscar libros, sino que vivía cómodamente esperando a que el libro me encontrara. Hay libros que no sabes ni cómo ni por que llegan a tus manos, pero lo hacen, entran a tu vida sin el más mínimo recato y te cambian todo, así como así.
Este hecho (entre otras cosas) lo describían algunos formadores de un diplomado que tomé hace ya tiempo. Me encontré con más gente que sus reflexiones y charlas iban más allá de cuestiones políticas, trabajo, familia, no es que no me interesen esos temas, pero honestamente me parecen meras trivialidades. Un fin de semana al mes, nos apartábamos del mundo, y creábamos el nuestro, a nuestra manera, a nuestro gusto.
Hoy tengo un nuevo constructo de la lectura y por ende, de la escritura.
Decían mis formadores:
El acto de leer es como aventar una piedra al rio, es decir, suponemos que este hecho va a emitir ondas en el agua que se hacen más grandes y causan algún impacto, así, la lectura genera ensanchamiento de la conciencia.
Leer empodera, porque a la larga nos hacemos más dueños de nosotros mismos.
Alan Aguilar
Leer y compartir la lectura, es como arrojarse al vacío, esperando encontrar algo, no importa qué.
Michelle Silveira
Traducido a un lenguaje técnicamente pedagógico, al leer uno espera evidenciar los procesos internos que ocurren en el lector. Se entiende quitarle todo lo sabroso al acto de leer, cuando me preguntan ¿qué leíste? Entra inmediatamente una frustración por querer resumir todos los eventos que me parecieron relevantes y los vínculos que generé con el autor y sus personajes en relación a mi vida personal, así que sólo lo resumo con un “me pareció bien”, vaya que detesto tener que compartir todas mis reflexiones y explicar detalladamente los vínculos que genero con cada una de los sucesos de mi día a día, eso es lo que me gusta de la lectura, no me exige un esquema, no me aplica una evaluación final, no me pregunta “¿qué te parecí? ¿Qué aprendiste?”. Ella me únicamente me platica, y yo únicamente me dedico a escucharla, dudo mucho que alguien pueda ofrecerme eso.
Comments